Tecnología
La
tecnología es la
ciencia aplicada a la resolución de problemas concretos. Constituye un conjunto de conocimientos
científicamente
ordenados, que permiten diseñar y crear bienes o servicios que
facilitan la adaptación al medio ambiente y la satisfacción de las
necesidades esenciales y los deseos de la humanidad. Es una palabra de
origen
griego, τεχνολογία, formada por
téchnē (τέχνη,
arte, técnica u oficio, que puede ser traducido como
destreza) y
logía (λογία, el estudio de algo).
Aunque hay muchas tecnologías muy diferentes entre sí, es frecuente usar el término
tecnología en singular para referirse al conjunto de todas, o también a una de ellas. La palabra
tecnología
también se puede referir a la disciplina teórica que estudia los
saberes comunes a todas las tecnologías, y en algunos contextos, a la
educación tecnológica, la disciplina escolar abocada a la familiarización con las tecnologías más importantes.
La actividad tecnológica influye en el progreso social y económico,
pero si su aplicación es meramente comercial, puede orientarse a
satisfacer los deseos de los más prósperos (
consumismo) y no a resolver las necesidades esenciales de los más necesitados. Este enfoque puede incentivar un uso no
sostenible del medio ambiente. Ciertas tecnologías humanas, por su uso intensivo, directo o indirecto, de la
biosfera, son causa principal del creciente agotamiento y degradación de los recursos naturales del planeta.
Sin embargo, la tecnología también puede ser usada para proteger el
medio ambiente, buscando soluciones innovadoras y eficientes para
resolver de forma sostenible las crecientes necesidades de la sociedad,
sin provocar un agotamiento o degradación de los
recursos materiales y energéticos del planeta o aumentar las
desigualdades sociales.
Ciertas tecnologías humanas han llevado a un avance descomunal en los
estándares y calidad de vida de billones de personas en el planeta,
logrando simultáneamente una mejor conservación del medio ambiente.
Funciones de la tecnología
En la prehistoria, las tecnologías han sido usadas para satisfacer
necesidades esenciales (alimentación, vestimenta, vivienda, protección
personal, relación social, comprensión del mundo natural y social), y en
la historia también para obtener placeres corporales y estéticos
(deportes, música,
hedonismo
en todas sus formas) y como medios para satisfacer deseos
(simbolización de estatus, fabricación de armas y toda la gama de medios
artificiales usados para persuadir y dominar a las personas).
Importancia de la tecnología en nuestros tiempos
La tecnología aporta grandes beneficios a la humanidad, su papel
principal es crear mejores herramientas útiles para simplificar el
ahorro de tiempo y esfuerzo de trabajo, la tecnología juega un papel
principal en nuestro entorno social ya que gracias a ella podemos
comunicarnos de forma inmediata gracias a la telefonía celular.
Funciones no técnicas de los productos tecnológicos
Después de un tiempo, las características novedosas de los productos tecnológicos son copiadas por otras
marcas y dejan de ser un buen argumento de venta. Toman entonces gran importancia las
creencias del consumidor sobre otras características independientes de su función principal, como las
estéticas y
simbólicas.
Función estética de los objetos tecnológicos
Más allá de la indispensable adecuación entre forma y función técnica, se busca la
belleza
a través de las formas, colores y texturas. Entre dos productos de
iguales prestaciones técnicas y precios, cualquier usuario elegirá
seguramente al que encuentre más bello. A veces, caso de las prendas de
vestir, la belleza puede primar sobre las consideraciones prácticas.
Frecuentemente compramos ropa
bonita aunque sepamos que sus
ocultos detalles de confección no son óptimos, o que su duración será
breve debido a los materiales usados. Las ropas son el
rubro tecnológico de máxima venta en el planeta porque son la
cara que mostramos a las demás personas y condicionan la manera en que nos relacionamos con ellas.
Función simbólica de los objetos tecnológicos
Cuando la función principal de los objetos tecnológicos es la
simbólica, no satisfacen las necesidades básicas de las personas y se
convierten en medios para establecer
estatus social y relaciones de
poder.
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Las
joyas
hechas de metales y piedras preciosas no impactan tanto por su belleza
(muchas veces comparable al de una imitación barata) como por ser claros
indicadores de la riqueza de sus dueños. Las ropas costosas de
primera marca
han sido tradicionalmente indicadores del estatus social de sus
portadores. En la América colonial, por ejemplo, se castigaba con azotes
al esclavo o liberto africano que usaba ropas españolas por
pretender ser lo que no es.
El caso más destacado y frecuente de objetos tecnológicos fabricados por su función simbólica es el de los grandes edificios:
catedrales,
palacios,
rascacielos gigantes. Están diseñados para empequeñecer a los que están en su interior (caso de los amplios
atrios
y altísimos techos de las catedrales), deslumbrar con exhibiciones de
lujo (caso de los palacios), infundir asombro y humildad (caso de los
grandes rascacielos). No es casual que los terroristas del
11 de septiembre de 2001 eligieran como blanco principal de sus ataques a las
Torres Gemelas de
Nueva York, sede de la
Organización Mundial del Comercio y símbolo del principal centro del poderío económico estadounidense.

El
Programa Apolo fue lanzado por el Presidente
John F. Kennedy en el clímax de la
Guerra Fría, cuando Estados Unidos estaba aparentemente perdiendo la
carrera espacial
frente a los rusos, para demostrar al mundo la inteligencia, riqueza,
poderío y capacidad tecnológica de los Estados Unidos. Con las
pirámides de Egipto, es el más costoso ejemplo del uso simbólico de las tecnologías.